Rodrigo Fresán, Jardines de Kensington
El estallido cultural
El palacio de cartón
Tres poemas sin titulo ni autor
El terapeuta en los tiempos de cólera
Sólo para locos
El silencio de Dios
Albert Camus
Depende
Incomunicadores
La intelingencia de las manos
Haikus arbitrarios
Aquello que no
Las otras miserias
La estrategia del tiempo
No tan santa
Cerebroless
Un arco iris nada especial
Haiku/s arbitrarios
Micro-Circo
Herido
Adviento
S/T
El Pudor
Freak Piercing
Final García
Hora de juego
Mírame mucho
La rigurosa asimetría de lo bello
Imágenes paganas
Incomunicadores

Aúllan. Agobian con su happy-rating, hacen papilla al prójimo con volumen y boludez.

Van a mil. Confundiendo velocidad mental con desenfreno no dicen nada después de haber hablado horas. Es increíble su capacidad para hacer desaparecer conceptos, mensajes e ideas.

Forman un club de cerebros lisos y peinados absurdos. Chillan hasta por la ropa. Serían re-ocurrentes si no fuese por el detalle de que jamás se les ocurre nada. Nada nuevo, pues la repetición es su arma inevitable. Y mortífera.

Desconocen la vergüenza -propia y ajena-. Y quizá sea mejor así. No debe ser sencillo cargar con escrúpulos para estos obstinados trabajadores de la incomunicación.

Quisiera amordazar esas bocas incontinentes. Romper el vidrio desde donde escupen alegría inflamada sin pudor.

Lograr que callen.

Silenciar su estupidez.

Apagarlos.


Guillermo Bogani
Publicado en leedor.com