(...) todo el mundo utiliza el broche para colgar la ropa, sin reparar para nada en él. A este instrumento se
lo hace funcionar en otras coordenadas y suena de otra manera, y hace sonar todo de otra manera (R.E.)
Es en el fracaso de cualquier texto que intente echar luz sobre su obra donde su obra se ilumina.
Breve como un haiku, una sola palabra mal puesta eclipsa el sentido.
Son frágiles los objetos de este 'artista integral'. Elía juega y reglamenta su juego. Seria, estrictamente. Como los chicos crea, organiza y establece vínculos nuevos. Señala, significa, construye con materiales abusados de sentido para llegar hasta ese mundo propio y propuesto.
Hay que mantener a raya las asociaciones adultas/adúlteras al contemplar sus trabajos.
'Recuerdos de África' evoca en mí 'El gran vidrio' de Duchamp. Un gran vidrio resuelto con una economía de recursos materiales y simbólicos que únicamente puede permitirse quien en el proceso ha dejado sólo lo esencial a la vista.
Elía desecha las adjetivaciones. Es sustantivo. No yuxtapone, despoja. Provoca silencio. Persevera en su intento infantil de escribir en el cielo.
Nota: Con extraño pudor y exquisita adecuación al neo-conceptualismo vigente, ninguno de los invitados a reflexionar sobre la muestra de R.E. en el Centro Cultural Recoleta menciona la belleza. Parece que cataloga mal.
Hugo Mujica, poeta y sacerdote, es la excepción que establece la caducidad de esta tácita regla:
El misterio cobijado en el misterio
revelado:
el resplandor de lo bello
el relámpago sin sombras.
Guillermo Bogani
Publicado en zonamoebius