Presidentes transitorios, gobernadores feudales, intendentes perpetuos.
Legisladores sin banca moral y banqueros sin ley alguna.
Sindicalistas excedidos de peso y pesos.
Suprema de jueces.
Militares acogidos en obediencia divina -perdón- debida.
Casta dirigente.
Honrosas excepciones.
Todos sabemos quiénes son y cuánto nos aprecian aquellos que jamás intentarán hacer nada que vaya más allá de una puesta en escena del eterno y burdo sainete psicótico, en el cual lo que sucede nunca es lo que nos ofrecen a la vista.
El silencio de nuestra mirada legitima la farsa.
Incorregibles en el autoengaño, nos corroe la culpa de querer creer que "esta vez, por ahí, sí...".
Espectadores de la propia tragedia, hacemos de cuenta que olvidamos el principio según el cual "cada ente obra de acuerdo a su esencia"; y no, a sus promesas.
Si la realidad nos pinta la cara y se cansa de tocarnos el traste, habrá que hacerse cargo. O no...Siempre tenemos la opción de ser declarados insanos o inviables.
Es mas, ya lo están haciendo.
Guillermo Bogani, 13 de Marzo del 2002
Publicado en leedor.com