Para Graciela, que comprende sin exigir todas las palabras.
En Argentina, país insignificante - proyecto inviable - pesadilla, "la interpretación de los sueños" se está viendo ligeramente distorsionada por la inmediatez de la vigilia constante en que se sobrevive.
El desconcierto instalado como norma declara la obsolescencia de todos los contratos, entre ellos, el del vínculo paciente-terapeuta.
Mezcla rara de asistente social, abogado laboral, auditor y estratega económico, nuestro perplejo terapeuta va sumando funciones que no le son propias, pero tampoco le resultan tan ajenas.
¿Cómo se trabaja lo no resuelto en la infancia, cuando el punto de urgencia se ha desplazado a la pregunta sin respuesta de un presente de desolación?
¿Qué palabra se instala en el paciente que ya no come ni da de comer a su familia?
¿Cuál será el diván que soporte tanto peso sin quebrarse?
¿Con qué clase de psiquismo se resiste sin aferrarse a las resistencias?
¿Cómo desinstalar la repetición, si -por delante- el pánico ya comenzó a clausurar las salidas posibles?
Terapeutas sin fronteras precisas: Somos muchos quienes los vemos viviendo del trueque, de fiado, de empeño en la salud por-venir a la que apuestan sus días. Casi tantos como los motivos para agradecer toda la confianza a cuenta, todo el crédito ofrecido sin más garantía que la fuerza del deseo.
Guillermo Bogani, Marzo del 2002
Publicado en leedor.com