Se habían reunido
para verme saltar sin red,
sin alas,
sin razón,
sin espacio.
Se encontraron
para rozar la caída,
anunciarla en sus ojos,
presentirla
en cada pulso del aire.
Querían verificar hipótesis
corroborar datos
sacar la conclusión pertinente.
Los vi temblar y desear.
Mi sangre
-advertida-
se apiadó de nosotros.
Y no salté.
Guillermo Bogani
Publicado en zonamoebius