Depende del ansia, del coraje, de la resistencia.
Del deseo, de la dirección, de los motivos, del empeño.
De la razón y del pálpito.
De la lucidez y del intento de habitar la realidad.
Del orgullo y de la humildad, de la oración, del encuentro.
De la palabra, de la fidelidad, de la honra.
Del perdón, de la memoria, de la urgencia y del misterio.
De la piedad, del silencio, de la mirada.
De lo simple. De lo cierto y de lo nuevo.
Del detalle, del gesto, del amparo.
Del cielo protector y de la sombra guardiana.
De la paradoja esencial de ser, a la vez, tanto y tan poco.
Depende de lo inefable. De nosotros.
Guillermo Bogani
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